Los aportes de la neurociencia y el conocimiento de la fisiología en las experiencias traumáticas, clarifican y dan una comprensión más cercana de lo que sucede en el cuerpo de las personas, de las necesidades que de estas experiencias surgen y permite un marco de trabajo mucho más preciso para los procesos de desregulación afectiva y frente a las defensas de supervivencia.
Estos encuentros aportan un espacio teórico y vivencial, donde adentrarse en la realidad somática del trauma y proporcionan recursos para la reparación, resignificación e integración de las heridas de apego vividas en la infancia. Una mirada necesaria para los profesionales de ayuda y un espacio de auto cuidado para atender lo que en su momento no tuvo el tiempo y el sostén necesarios.